El fútbol, criticado y amado por muchos.
- Jessica Tatiana Rondón
- 23 may 2016
- 2 Min. de lectura
Algunos lo ven como pasatiempo, a otros les apasiona. Es un deporte que todos hemos escuchado y visto. La radio y la televisión tienen mucha influencia en los jóvenes haciendo que muchos se interesen por este deporte.
Luis o “Lucho”, como todos le dicen, es uno de esos jóvenes. Él es una de esas personas que dedican gran parte de su tiempo al fútbol. Tiene 17 años y desde muy pequeño lo ha practicado. No recuerda muy bien cual fue su primer balón y mucho menos cuando jugó por primera vez. Aun así, guarda recuerdos, tanto buenos como malos.
Desde los 7 años soñaba con ser un futbolista profesional, amaba estar en las canchas. A esa misma edad también descubrió un hermoso talento: el arte. Y así sus tardes las dedicaba al dibujo. Empezó con simples dibujos animados que le quedaban bien, dibujaba cualquier cosa que se le viniera a la mente o que veía y le gustaba.
Su infancia la pasó entre las canchas y en su cuarto haciendo dibujos. Como dicen muchos, “la práctica hace al maestro”. A medida que pasaba el tiempo notaba que era un muy buen jugador y por ello dedicó tiempo completo a entrenar. Primero lo hacía trotando y haciendo mucho ejercicio. Luego, entró a AFPA (Academia de Fútbol Pan de Azúcar), en la que duró muy poco a pesar de que era muy bueno pues su edad no le ayudaba mucho. Él tenía 15 años y la edad de su categoría era hasta los 14, como máximo. Se desilusionó mucho pero lo afrontó con madurez y se dedicó al fútbol callejero, como le dice él.
Su madre le aconsejaba mucho y lo influenciaba hacia el arte, le decía que corría menos riesgo de lesiones o peligros por lo brusco que podía llegar ser este deporte. Cuando le hablaba de eso ponía de ejemplo a su esposo, un hombre también apasionado por el fútbol que en su adolescencia tuvo una fuerte lesión en su rodilla que hasta el día de hoy no se ha recuperado por completo.
Pese a todas las recomendaciones y consejos de su madre, el amor de Lucho por el fútbol es demasiado y a pesar de los golpes y raspaduras no ha tirado la toalla. Sin embargo, en una ocasión estuvo muy cerca de hacerlo en un momento muy duro de su vida. Con o sin culpa lo empujaron durante un partido y se fracturó un brazo. Como consecuencia, pasó su cumpleaños y una semana más en el hospital. De ese momento solo quedan las cicatrices y los recuerdos. Sin ningún remordimiento sigue pasando sus tardes jugando al fútbol con sus amigos.
La vida tiene momentos alegres y duros, tenemos que equivocarnos mucho y aprender de nuestros errores y aprender a levantarnos sin importar los obstáculos. Como Lucho, debemos disfrutar la vida haciendo lo que nos gusta.
Comentarios