El inicio de una nueva amistad
- Iván Portilla Lizcano
- 23 may 2016
- 2 Min. de lectura
Una de las cosas que me recomendó mi psicólogo para bajar el estrés era hacer un deporte. Las circunstancias por las cuales estaba en el psicólogo, era que aproximadamente un mes antes de ello, le había contado a mi familia que era homosexual, por lo cual peleé mucho con mi papá y mi abuela, ya que no me entendían en unas decisiones que yo tomaba, así que me metí a entrenar voleibol en el equipo de mi colegio, de esta manera no tendría tanto tiempo sin hacer nada y no estaría sólo en mi casa, para bajar mi ansiedad y conocer más personas por lo cual mataría tres pájaros de un solo tiro.
Con mis nuevos amigos del equipo de voleibol, hice una buena amistad, aunque me costó integrarme grupo al principio. No conocía a los integrantes, con excepción de uno de ellos él cual se llamaba Fernando. Con él fuimos muy buenos amigos en la escuelita. Con el equipo voleibol entrenábamos los lunes, miércoles y viernes de 2 p.m. a 4 p.m., el director del equipo de voleibol, habló con el coordinador del colegio, para que en los recreos, nos dejará practicar en la cancha.
Entrenamos tan duro, con tanta pasión que en una ocasión fuimos a competir con otros equipos de voleibol de diferentes colegios. Fue muy emocionante, porque en el partido, estábamos jugando cuando un compañero se cayó y se raspó, todos creíamos que se había atrasado la mano pero no, seguimos ganando, aunque en un momento nos distrajimos y nos confiamos porque íbamos ganando 11 a 18 puntos, la meta era ganar con 25 puntos, y así seríamos los campeones del torneo.
En el segundo tiempo íbamos todavía ganando y tomamos la delantera con 15 puntos, pero un amigo se tronchó un dedo,ya que le pegó mal al balón en una jugada. Lo remplazó un compañero el cual casi no sabía responder ni sacar, aquello nos bajó el autoestima y nos hicieron algunos puntos, los suficientes para que el otro equipo nos remontara el partido. Para nosotros la satisfacción de llegar hasta la final fue muy grande, aunque no ganáramos el trofeo; pero nos ganamos una buena experiencia, esto nos sirvió para fortalecer una buena amistad, en este viaje que realizamos con el equipo.
Fernando se la pasó conmigo. Él era un joven un poco mayor de los demás (tenía 18 años) que por diferentes circunstancias familiares tuvo que dejar el colegio un par de años y ahora se encontraba en el mismo grado que nosotros, al principio me generaba un poco de desconfianza, él era un poco bipolar pero al fin y al cabo nos llevamos súper bien. Con esto de los entrenamientos por la tarde, el Campeonato, el entusiasmo que le poníamos todo el grupo para sacar el equipo adelante, para tener la posibilidad de ganar el Campeonato, hizo que se me quitara el estrés. Me concentraba muchísimo en el estudio, y también organizaba mi pensamiento alrededor de las actividades con el equipo. No tenía mente para otras cosas, por lo que concluyo que esto fue lo mejor que me recomendó mi psicólogo.
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