El milagro
- Lina Vanessa Flórez Durán
- 23 may 2016
- 2 Min. de lectura
Una tarde normal salía del colegio, llegué a mi casa y como de costumbre abrí la puerta sin esperar que hubiera alguien, pero me encontré a mi mamá angustiada, noté que hablaba por celular muy preocupada, la curiosidad me invadió y le pregunte qué sucedía. Me comentó que mi abuela estaba enferma, que estaba en el hospital, que estaba grave y que no sabía si iba a estar bien.
En ese momento sentí como mi mundo se derrumbaba ya que era la persona que yo más adoraba en mi vida, de ella había aprendido muchas cosas. Esa misma tarde viajamos hacia el pueblo a ver a mi abuela, cuando la vi tendida en una cama con suero y conectada a un montón de aparatos no pude evitar llorar, ella me pidió que no llorara porque lo que ella menos quería era que yo sufriera por ella.
A las 7:00 pm salimos del hospital y nos dirigimos hacia la casa de mi abuela, pero la casa no era lo mismo sin ella ya no estaba ese color, esa alegría que siempre estaba cada vez que llegábamos de visita, aquella noche no pude dormir angustiada por lo que le podría pasar, no paraba de llorar pues no me imaginaba que sería de mí sin ese ser tan especial que amaba, esa persona que siempre estaba conmigo aconsejándome.
Al otro día desperté ansiosa de volver a ver a mi abuela y que todo estuviera bien, corrí hacia donde estaba ella pero las enfermeras le decían a mi mamá que mi abuela estaba grave y que no sabía si iba a pasar de ese día, cuando supe me hundí en un mar de lágrimas. Saber que tal vez no volvería a verla, eso hacía que quisiera morir si ella no estaba.
Fue eterno el día como también la noche, tenía miedo que al despertar ya no estuviera con nosotros, al siguiente día tenía miedo de llegar al hospital y que me digieran que ella había muerto, pero todo cambio cuando vi que mi abuela estaba bien y que se iba a recuperar, lloré de alegría, la abracé muy fuerte le dije cuanto la amaba.
La llevamos a su casa a descansar y la dejamos al cuidado de una señora, esa misma tarde nos devolvimos hacia nuestro hogar, en fin, creo que los milagros si existen.
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