La ida al hospital

Ya era tarde, como las 7 o 8 de la noche, lo se porque mi mama me llamó al celular para contarme que mi abuelo tenía la presión arterial alta. Como ninguno de mi familia había sufrido esa enfermedad no sabíamos como reaccionar ante esto.

Lo peor es que el vive alejado de la ciudad en un pequeño pueblo el cual ha sido azotado por una alta corrupción por parte de sus gobernantes.

Pelaya es un municipio de Colombia, situado al nordeste del país en el departamento de Cesar. El cual su mayor problema es la alta corrupción y la mala administración de sus recursos, esto ha hecho que en la gran mayoría del pueblo se vea abandonado en cuanto al desarrollo como calles sin pavimentar, hospitales que no cuentan con equipos suficientes, colegios en mal estado y la mas reciente noticia que terminó apenas hace unos meses que fue la escasez del agua que duró más de un mes.

Gracias a esto no pudimos internar a mi abuelo en un hospital local.

Mi madre y mi padre lo primero que hicieron fue sacar dinero de un cajero automático y me pidieron que mientras ellos hacían eso yo estuviera llamando a cada uno de mis tíos y familiares restantes de mi abuelo para enterarles de lo ocurrido.

Unas horas después de estar viajando hacia donde se encontraba mi abuelo, lo subimos al carro con mucho cuidado y aun así lo llevamos al hospital que se encontraba mas cercano, como ellos no contaban con un buen equipo para poderlo atender, nos prestaron el servicio de una ambulancia y unas horas mas tarde después de llegar a Bucaramanga, nos enteramos que la ambulancia ya había llegado y que además ya se encontraban haciéndole una cirugía para evitar problemas como un derrame cerebral o una insuficiencia cardiaca.

Gracias, a Dios, el personal medico del hospital "Ardila Lulle" lo atendió bien pero la sorpresa fue que el seguro médico no podría cubrir mucho los gastos porque eran excesivamente costosos, ya que mi abuelo se encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), lo trasladaron a otra parte del hospital el cual ya no se le prestaría la misma atención aunque a pesar de eso, unas semanas después mi abuelo salió en buen estado del hospital y finalmente tuvimos que pagar un millón setecientos mil pesos por los gastos extras que tuvimos en el hospital, pero gracias a Dios mi abuelo estaba mejor de salud y nuevamente en casa.