La separación más dolorosa
- Silvia Fernanda Duarte
- 23 may 2016
- 3 Min. de lectura
Hace unos meses fue la separación de mis padres, un golpe muy duro para toda la familia. Una noticia muy dolorosa, aunque ya era obvio, sólo eran peleas ya que él se la pasaba con el celular en la mano hablando por whatsapp con su "mamá" y mi hermana, porque en esos tiempos ella vivía en Barranquilla.
A mi madre le dieron vacaciones a mitad de año y decidió ir a visitar a mi hermana, nos dijo que fuéramos todos pero yo le dije que no, porque estaba en semana de acumulativos y mi padre también se quedó para estar conmigo. En la noche fuimos a esperar el bus al terminal, y en un último minuto mi hermano se fue con ella a acompañara y conocer por allá.
Mi papá se la pasó tomando toda la semana, mientras yo iba a estudiar y hablar con mis amigos que vivían ahí mismo. Después de toda esa semana, mi mamá decidió traerse a mi hermana junto a su esposo, ya que ella estaba embarazada pero por el trabajo no comía bien y estaba muy flaca, ellos se vinieron a vivir con nosotros.
Él comenzó a ser muy obvio al hablar por whatsapp con la señora esa, a mi madre le daba mucha rabia y peleaba con él, pero decía que sólo eran amigos del trabajo. Así pasaron unos meses hasta que un viernes mi mamá decidió ir a donde trabaja y lo vio en un carro con la señora, él al verla dijo que arrancara el carro, duró 45 minutos por allá. Mi mamá desesperada al no saber qué hacer, llamó a mi hermana para que fuera donde ella estaba a acompañarla y aconsejarla sobre qué hacer con él. Mi hermana con seis meses de embarazo llegó en un taxi, le dijo que e separara, que ya era hora porque él siempre hacía lo mismo, y mi madre entró en razón.
Al llegar mi papá, mi mamá le dijo que no había nada que hablar, que fuera a recoger sus cosas y se fuera. Ella llegó llorando a contarme todo lo que había pasado, solo le dije que era lo mejor para ella y mis hermanos. Al día siguiente mi papá intentó "aclarar" las cosas, pero mi mamá con su voluntad intacta le dijo que no había nada de qué hablar así que cogió sus cosas y se fue.
Con todo lo que pasó me puse muy mal, no porque él se fuera, realmente no me importó, sino por ver a mi mamá tan triste, al separarse de él habiendo convivido 25 años juntos, no comía, no ponía atención a clase, estaba depresiva, sin nada que me importara.
A mis hermanos también les dio duro la noticia, al ver a mi mamá tan triste solo querían consolarla y tranquilizarla, dándole ánimo y moral. Para ellos fue una de las mejores decisiones que ha podido tomar porque ellos saben cuáles han sido los maltratos e insultos que él le daba a cada momento, sin importar que ellos vieran o escucharan. Ellos siempre la han catalogado como una mujer muy fuerte y luchadora, por eso le daban ánimos en todo momento para que superara ese duro obstáculo en su camino.
Mi madre sólo dice que fue lo mejor para los dos, que ya muy pronto va a pasar ese dolor tan grande que tiene respecto a la traición que mi padre le hizo. Ella confía en Dios, que pronto se va levantar de esa caída, con más fuerza que nunca, en este momento su mayor motivación de seguir adelante es su única nieta, Isabella, para darle todo lo que necesite.
Mi padre en cambio sólo le habla como una persona común y cuando necesita favores, sin darle importancia, aunque se enflacó mucho de tanto estrés se volvió más viejo y canoso, irreconocible, muy poco se comunica conmigo, y si lo hace es solo para regañarme sin ningún motivo, esta es la hora y sigue diciendo que no tiene nadie, solo "amigas", sabiendo que tenemos pruebas que muestran su infidelidad.
En fin, desde mi punto de vista fue lo mejor que pudo pasar para la familia, estamos mejor y sin amarguras, mis hermanos opinan lo mismo, aunque hay que entender a mi mamá, 25 años no se olvidan de la noche a la mañana, mi padre sigue con su vida, va y viene, sin nada que ver, parece sólo respirando, trabajando y "preocupándose" por nosotros, sus hijos. Mi madre aún sufre por la situación, aunque ya cambió mucho para lo que era física y moralmente.
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