Mi vida en un pueblo desconocido
- Myriam Moreno
- 23 may 2016
- 3 Min. de lectura
El 5 de julio del año 2012, a mi mamá se le presentó un trabajo en San Gil, por ese motivo nos fuimos a vivir allá. La decisión fue muy dura pues toda nuestra familia es de Bucaramanga, fue difícil tomar esa decisión, pero era lo mejor para mi mamá y mis hermanos.
Viajamos en bus con mi abuela, mis hermanos y mi tía. Mi mamá ya estaba allá esperando que llegáramos y haciendo los papeles para arrendar la casa. Estaba muy triste, pues mi papá se iba a quedar en Bucaramanga y lo iba a extrañar mucho.
Al principio no me sentía cómoda, extrañaba a mi papá, a mi familia, mis amigos, mi casa, todo. La mudanza llegó en la primera noche, por lo que no habíamos armado camas ni nada, entonces nos quedamos en un hotel. Al otro día fui a la casa y la pude observar mejor, no me gustó pues era más pequeña que la anterior, ese día empezamos a organizar las cosas y a armar las camas. En San Gil no hay servicio de gas natural, teníamos que comprar un cilindro de gas, era incómodo, los primeros días no se podía cocinar, teníamos que comprar en un restaurante el almuerzo y la comida.
Estaba muy aburrida y deprimida por que no conocía a nadie, después conocí varios niños que vivían en la cuadra donde empecé a vivir. El 9 de Julio de 2012 empecé a estudiar en un colegio de allá, me gustó mucho, los profesores eran muy agradables y los compañeros igual.
Conocí unas niñas que estaban en un equipo de porristas, le hablé a mi mamá para que me metiera en ese equipo. Cuando entré fue muy chévere, había más presentaciones en este nuevo equipo que en el anterior en el que estaba. A pesar de eso extrañaba a mi familia.
Un día mi familia decidió ir a visitarnos pues hace meses que no nos veían, cuando llegaron fue lo mejor, hicimos muchas cosas esos días, fuimos a los pueblos cercanos a conocer, a piscina, a jugar tenis. La pasé muy bien esos días, cuando se fueron volvió la tristeza, pero me di cuenta de varias cosas, cuando tenía a mi familia cerca no la valoraba pues la veía siempre, el estar alejada de ellos me hizo comprender que tenía que haberme cambiado de ciudad para aprender a valorarlos.
Después de un año mi mamá quería cambiar de casa, entonces nos pasamos a un conjunto de allá, la casa era muy linda, era más grande, además habían más niños, más gente, era mejor. Allá vivía con mi abuela, mi mama y mis hermanos, mi mamá trabajaba y mi nona nos cuidaba. A mitad de año mi abuela se enfermó, así que tuvo que regresarse a Bucaramanga.
Cuando ella se fue, fue lo peor, ese medio año fue horrible, me sentía muy sola, tenía a mi mamá y a mis hermanos pero mi abuela era la que cuando la necesitaba estaba siempre para mí, me ayudaba en las tareas, y al no estar ella si necesitaba de alguien no podía, y por eso en ese tiempo me la pasaba en la calle, me escapaba, no hacia tareas, me empezó a ir muy mal en el colegio.
Después de todo eso mi abuelo murió. Fue algo muy triste, por estar lejos no pudimos pasar más tiempo con él, ni visitarlo cuando estaba en la clínica. En ese momento y por ese suceso mi mama decidió que apenas termináramos el año escolar nos regresaríamos a Bucaramanga.
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