Sin despedida
- Andrea Basto Quintero
- 23 may 2016
- 2 Min. de lectura
El 13 de marzo de 2016 ocurrió un hecho muy doloroso para muchas personas del Km 12: el joven Jesús García tomó la terrible decisión de quitarse la vida.
El era una persona muy querida por todos y al igual que todos, no era perfecto. Pero no le ha hacía ningún mal a nadie.
La gente al enterarse de tan gran tragedia se empezaron a preguntar las razones por las cuales Jesús, que era tan noble, tan buen sujeto, había tomado ese horrible camino. Y lamentablemente tal hecho había ocurrido porque en su vida se cruzó una mala mujer llamada Mónica, la cual fue al culpable de la tragedia. Lo enamoró hasta el punto en que él ya sentía que no podría vivir sin ella. Lastimosamente esta mujer no valoró todo el amor que él sentía por ella y sencillamente, sin pensarlo dos veces, lo abandonó con su hijo.
Tan duro fue para Jesús que la única solución que halló dentro de su sufrimiento fue quitarse la vida.
Sin embargo, él antes de hacerlo buscó a sus amigos y familiares más cercanos para despedirse de ellos. Quien sabe si también buscaba a alguien que lo detuviera. Pero mucho de ellos tomaron sus palabras como un chiste, y no notaron que Jesús se sentía muy triste y deprimido. Su decisión no era producto de una broma de mal gusto.
La madre de Jesús da la impresión de ser una mujer amargada y un poco incomprensible. Cuentan que cuando él fue a despedirse de ella, empezó a reprocharle muchas cosas, una de ellas su hijo, porque ella le dijo que cómo pensaba matarse y dejar a su pobre hijo sin padre. Ella fue muy dura con él, no le importó ver que su hijo sufría y lloraba mucho porque la mujer que amaba se había apartado de su lado. No sintió el apoyo de nadie, ni el del ser que la había dado la vida.
Después que ocurrió la tragedia, la madre de Jesús contaba que fue muy duro para ella haber perdido a su hijo y que se sentía culpable y arrepentida a la vez por no haber aconsejado a su hijo de una forma correcta, más comprensiva.
Jesús era un joven humilde al que le faltaba por mucho por vivir. A las dos de la tarde de ese fatídico día, su madre fue la que halló el cuerpo sin vida. Lo enterraron en el cementerio central de Bucaramanga en una ceremonia a la que asistieron sus amigos y familiares más cercanos.
Al día de hoy, muchos de ellos aun conservan el luto.
Comments