Volver a empezar
- Juan Sebastián Riaño
- 23 may 2016
- 2 Min. de lectura
Era una mañana un poco agitada, aunque no precisamente por el flujo de autos o motos, sino por algo de lo que se me va a hacer entrega, importante para mi estudio y sobre todo para mí.
Mi entrega de notas se situaba en la segunda semana del mes de enero, un día cálido con mayor presencia del sol. Me encontraba en la oficina de mi madre llamada "GSL empresarial" nombre en alusión a sus dos hijos en ese entonces, estaba esperándola afuera a pesar del calor que hacía y el drástico cambio que había dentro de la oficina debido al aire acondicionado. En el momento que llegó mi madre tenía una cara de desgano que se hacía presente hasta donde estaba, parecía una especie de aura negativa que marchitaba flores.
Apagamos todos los computadores y el aire acondicionado, cerramos la oficina con seguro y nos dirigimos directamente a nuestro apartamento, todo esto sucedió sin pronunciar alguna palabra, haciendo el ambiente cruelmente más incómodo. Nos sentamos sobre el sofá un poco polvoroso debido a un viaje vacacional, pronto nos acomodamos y empezamos a platicar.
Teniendo en cuenta eso de ‘’platicar’’ ya todos podrán saber que podrá suceder pero ‘’eso’’ no sucedió ya que ella no estaba en condiciones debido al embarazo de mi última hermana aunque también se debe a que algunos días me había dado ‘’señora garrotera’’ por taparle una penosa verdad debido a que perdí la catequesis. Así fue, mi madre me empezó a comentar que en las rehabilitaciones perdí una materia y gané otra. Inglés con una nota de 4,6 la más alta entre todos los que la hicimos con una evaluación casi perfecta debido a errores ortográficos, y matemáticas con una de las notas más altas de los que la hicimos con una sorprendente y triste nota de 2,0 ya mi futuro estaba escrito por un profesor que actuaba muy feliz por haber hecho perder a 12 estudiantes más uno colado, o sea yo.
Tiempo después retomamos dicha evaluación y la presentamos ante otro de matemáticas. Este la corrigió, cuando sorprendente y frustrantemente nos dijo que no encontraba ningún error, pero ya no había vuelta atrás mi pérdida de sexto grado estaba dicha y no podía cambiarse.
Luego de todo lo sucedido mi madre y yo quedamos en el siguiente pacto: las cosas que pasaron fue culpa de los dos ya que tanto mi madre se encontró muy ocupada durante el año y por lo tanto no presto atención a las cosas que hacía y por mi lado yo era una persona que permanecía todo el día haciendo nada. Mis más cercanos parientes no dijeron casi que nada ya que yo estaba adelantado un año con respecto a mi edad. Al final no todo fue malo ya que por ese año sentí una especie de Déjà vu en mi vida estudiantil.
コメント