Recuerdos de un infierno
- Tania Jaimes Cacua
- 26 may 2016
- 8 Min. de lectura
Son las 6:38 de la tarde.
Mi tía acaba de llegar, sabe lo que le espera y me siento culpable por ello. Está nerviosa al igual que mi madre, sé que se les va hacer difícil recordar un pasado que quieren enterrar para siempre y hace como si jamás hubiera pasado. Les entristece tanto acordarse de aquella época en donde el miedo y el dolor les hizo ver la vida de una manera diferente.
Mi tía me sonríe y me dice que ya está lista, le devuelvo la sonrisa y la miro con ternura. Parece tan vulnerable, quiero que se sienta tranquila, mi madre suspira y me dice que ella también está preparada, ella está haciendo la comida porque mi padre viene hoy a cenar, y no hay que perder tiempo. Echo de la cocina a mis primos y a mis hermanos, porque no quiero que las interrumpan, yo tampoco deseo interrumpir su historia a menos que no entienda algo, por eso grabaré su voz; además no quiero perder ningún detalle.
Me siento en una silla que está cerca de las dos, noto que están muy nerviosas, por eso antes de grabar las tranquilizo asegurándoles que sólo yo escucharé las grabaciones, que hagan como si el celular no estuviera ahí y se expresen libremente, ellas se sientan y yo coloco el celular a grabar.
Mi madre mira a mi tía pidiéndole con la mirada que comience ella, entonces mi tía me comienza a contar que cuando ella tenía dos años y mi madre aún no había nacido, tenían una hermana llamada Carmen, ella era la mayor y le tocaba colaborar mucho en la casa para ayudar a mi abuela y a sus hermanos, ya que mi abuelo era un alcohólico y cada día agredía a mi abuela, tanto física como psicologicamente, y Carmen no soportaba esas situación. Ella era una mujer de un carácter fuerte y odiaba a su padre por todo lo que le hacía a mi abuela, también por no ser un buen padre con ella y sus hermanas. Un día, dominada por la ira, decidió que lo iba a matar, ese día ella tomó un arma que tenía mi abuelo y fue a esperarlo, en el camino de regreso a casa, porque él como de costumbre, se encontraba bebiendo. Pero ese día, por cosas del destino, él no regresó a su casa sino hasta la mañana siguiente, por ello Carmen no lo mató.
Ella le propuso a mi abuela que se fueran de la casa, que ella podía trabajar y que dejara a ese hombre de una vez por todas, sin embargo, mi abuela no aceptó su propuesta, esto hizo que Carmen se enojara mucho y decidiera irse sola, ella se fue de la casa a sus 14 años y prometió jamás volver.
Mi madre interviene y agrega que Carmen cumplió su promesa, ya que han pasado 33 años y ella jamás volvió, ni siquiera para el entierro de mi abuela. Al recordar esto mi madre deja caer una lágrima que desaparece a medida que desciende, me parte el corazón verla así, por lo que me levanto, le doy un abrazo y espero unos minutos para seguir grabando.
Ahora que mi madre está más calmada le pido que me cuente algún acontecimiento que recuerde de cuando era pequeña, y ella inmediatamente se acuerda de algo y se prepara para contármelo.
En esa época ella y su familia vivían en Curabá, Boyacá. Mi madre tenía 8 años, mi tía 11 años y su hermano menor tenía 5 años, mi abuela vendía empanadas y su pequeño local era muy productivo. Una tarde mi abuelo llegó totalmente borracho, agarró a mi abuela y la tiró al suelo, ella al caer se fracturó una mano, después mi abuelo cogió una pica y le comenzó a decir que la iba matar; entonces mi madre y sus hermanos comenzaron a morderlo y aruñarlo para que soltara a mi abuela, pero mi abuelo tenía mucha más fuerza y se liberó fácilmente de ellos, diciéndoles que iba a picar a mi abuela; en ese instante, un señor que pasaba por allí al ver la situación sacó a mi abuelo del loca diciéndole que no le pegara a las mujeres, que se metiera con él. Entonces mi abuela aprovechó el momento para esconderse en la casa de una vecina, luego de unos minutos de lo sucedido, el hermano menor de mi madre se quedó dormido, al despertar le preguntó a mi abuelo que en dónde estaba mi abuela, y él le respondió: "a esa hijueputa la maté", al escuchar esto el hermano menor de mi madre se puso a llorar y a gritar a mi abuela. Mi madre y mi tía lo tranquilizaron y le dijeron que mi abuela se encontraba en la casa de una vecina. Un rato después mi abuela volvió a la casa, entonces mi abuelo agarró un cuchillo de la cocina y se fue detrás de la casa mientras que llamaba a mi abuela para que lo acompañara, ella tenía mucho miedo y no quiso ir, él se cansó de llamarla y se fue a tomar.
Mi tía interviene y agrega que cuando mi abuelo llegaba a la casa en vez de alegrarse, ellos se escondían o se quedaban callado porque le tenían mucho miedo. Ahora les pregunto que por qué dejaron de estudiar y ellas me responden que fue por culpa de mi abuelo, porque él tenía un estilo de vida nómada y les tocaba cambiar de colegio, por ello no avanzaban, por lo que decidieron no continuar con sus estudios.
Ahora llega el turno de aquella historia que marcó sus vidas para siempre, pero antes tengo que sacar a mi prima de la cocina porque ha venido a ver qué le pasa a su mamá, la cual tiene los ojos llorosos. Ya está lista, es hora de empezar, mi tía se encuentra llorando, está junto a la ventana con su rostro entre las manos, así que mi madre va comenzar a contarme lo que sucedió. Sin embargo, ella también tiene los ojos llorosos y las lágrimas amenazan con derramarse por su rostro.
Después de vivir en Curabá, mi abuelo compró un lote en Saravena, Arauca, allí construyeron un rancho de tabla y hojas de cinc, en el cual vivieron un año. En el rancho vivían mis abuelos, mi madre, mi tía, otra tía llamada Jenny, el hermano menor de mi madre y estaba de visita mi tío Wilson. Una noche llegaron varios hombres a esa zona, mi madre salió del rancho para ir al baño, en ese instante un hombre le colocó un arma en la cabeza, y después él y otro hombre que lo acompañaba sacaron a los demás del rancho, excepto al hermano menor de mi madre, que se encontraba dormido y no notaron su presencia. Ya estando fuera del rancho arrodillaron a mi abuelo, a mi abuela y a mi tío Wilson, luego los ataron de las manos y posteriormente agredieron a todos física y verbalmente.
Mi tía me dice con voz temblorosa que eran varios hombres, pero que al rancho vinieron solo dos, quienes se hicieron pasar por guerrilleros, pero ellos sabían que no lo eran porque cerca había un batallón y los reconocieron por el uniforme.
Mi madre continúa hablando y me dice que después uno de esos hombres le dijo a mi abuela que se iban a llevar a sus tres hijas, entonces mi abuela comenzó a llorar y a suplicarles que no les hicieran nada a sus hijas, luego el hombre sonrió y le pegó en la cabeza con el arma. Luego se llevaron a mis tías que eran las mayores, mi tía tenía 12 años y mi tía Jenny tenía 14, mi madre sólo tenía 9 años, por eso no se la llevaron sino que la dejaron ahí junto a sus padres, como al hermano menor de mi mamá. Les colocaron una especie de bomba al lado y les dijeron que si se movían de ahí los mataban.
Ahora mi tía levanta la cara para contarme lo que pasó cuando se las llevaron, tiene el rostro cubierto de lágrimas y un aspecto deprimente. Me dice que las llevaban a una casa abandonada no muy lejos del rancho y las violaron. Mi tía hace una pausa y dice, nos violaron muchas veces, a mí me violaron hasta que me desmayé. Dejó escapar un sollozo y continúa diciendo que las violaron desde las 9 de la noche hasta la 1 de la madrugada, yo inconscientemente le pregunto que cuántos fueron, y ella responde con un hilo de voz: "tres, fueron tres, y a mi hermana Jenny creo que también la violaron tres". En cuanto termina de decir esto, las lágrimas comienzan a descender, y sé que no puede continuar. Decido no presionarla más, ya ha sido suficiente.
Luego mi madre continúa, me dice que mi abuelo logró soltarse y quiso ir a buscar a mis tías, pero lo detuvieron y lo golpearon, después apareció un hombre alto, negro, preguntando por mi madre, al parecer estaba drogado y decía: "¿dónde está la otra? Tráiganla para violarla también". Entonces, un hombre se le acercó a mi madre y le preguntó su edad, ella le respondió que tenía 9 años, el hombre le dijo a mi madre que se escondiera y que no saliera así escuchara que salieran a todos. Mi madre obedeció rápidamente y se escondió debajo de la cama en la cual descansaba su hermano menor.
Más tarde, después de lo que pareció una eternidad, mis tías llegaron muy golpeadas y en un aspecto devastador. Antes de que todos esos hombres se marcharan, les advirtieron a mi abuela y a su familia que si mañana llegaban y los encontraban, ahí los mataban, y que ni una palabra de lo sucedido.
Mi tía ya está más tranquila, y me cuenta que después de esa noche les tocó irse a vivir a una finca de un amigo de mi abuelo, allí mi tía Jenny quedó embarazada de ese señor y le tocó quedarse a vivir con él, pero no porque ella quisiera sino porque estaba embarazada, y mi abuelo la dejó ahí, él se fue para una finca en el Arrayán, que era herencia de mi abuelo, allí vivía mi abuelo, mi abuela, mi madre, mi tía y el hermano menor de mi madre. Poco tiempo después de vivir allí mi abuela se enfermó, entonces fue a Bucaramanga a hacerse unos exámenes para ver qué tenía, y allí le dijeron que tenía cáncer de seno por un golpe. Entonces mi abuela recordó que un día mi abuelo llegó borracho y le pegó en un seno con una canasta de cerveza, desde ese día se le formó una "pepita" en el seno, pero ella nunca le puso cuidado a eso. Después las hermanas mayores de mi madre y mi tía se la llevaron para Saravena, con el fin de hacerle un tratamiento con un médico naturista, mi abuela duró como un año allá y a mi tía le tocaba hacer todos los oficios de la casa ya que mi mamá y su hermano menor estudiaban.
El tratamiento que se realizó mi abuela no sirvió de nada, el cáncer avanzó demasiado. Un mes antes de morirse mandó a traer a mi madre, a mi tía y al hermano menor de mi madre, para que estuvieran con ella en sus últimos días y luego murió.
Desde ahí en adelante mi madre y mi tía tuvieron que pasar muchas situaciones difíciles para estar bien hoy en día, actualmente cada una tiene tres hijos y se esfuerzan mucho para que sus hijos tengan un futuro mejor y puedan llegar a ser grandes profesionales.
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